Que la salud sea todoterreno

Curar, para los estudiantes de 3º año de Medicina de la UNS, implica, además de saber qué medicamento recetar, conocer el territorio, caminar las calles.

Por eso, ayer por la tarde, el museo los recibió junto  a su docente de “Trabajo en terreno”, Agustín González, para conocer más sobre la historia y el presente de Ing. White y, de este modo, comprender mejor algunas situaciones de salud de la comunidad.

¿Qué relación tiene la privatización de YPF con el corazón de Mario Sartor? ¿y el trabajo realizado arriba de una lancha pesquera con los huesos de Silverio Mazzella?

Pensar en el territorio donde los cuerpos se construyen/inscriben, permite pensar en los posibles modos de prevención y atención primaria de la salud (aunque la construcción de esos territorios y los vínculos que forman parte de él, implican políticas a escala mundial)

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Peluquera + maestra + historiadora + vecina = enfermera de unidad sanitaria

Iris Mónica Palacio (Mendoza, 1962) trabaja como enfermera en la unidad sanitaria de Villa Bordeu desde 1992. Ayer contaba que, cuando empezó a trabajar, muchas mamás me decían: ‘Yo tengo hasta tercero, cuarto grado; yo no lo puedo ayudar a mi hijo’. Entonces venían los chicos, hacíamos divisiones, multiplicaciones. Una amiga peluquera me enseñó a cortarle el pelo a los chicos; eso también lo hacíamos en la unidad sanitaria. En 1999, Mónica hizo un curso de “animación de tareas comunitarias” organizado por la Federación de Sociedades de Fomento, y como trabajo final le pidieron que investigue la historia de su barrio. Ahí me entusiasmé. Me agarró el ataque de historiadora. Se puso a buscar documentos, contactar investigadores y entrevistar vecinos para reconstruir la historia del barrio en el que, detrás del “brillo” de la exposición rural, habrá que ver el trabajo de jornaleros que viven en el barrio, carnean chanchos y gallinas y, claro, se accidentan: los cortes de cuchillo son las urgencias mayores que tiene la unidad sanitaria. Mónica también forma parte de la Sociedad de Fomento del barrio, que años atrás organizó ferias de ropa, bingos y otras actividades comunitarias para financiar el arreglo o la compra de algunos implementos necesarios para la unidad sanitaria.

¿Cuáles son los contornos precisos, la especificidad del oficio de enfermera en la unidad sanitaria? ¿Qué pasa cuando, la enfermera, además es vecina y fomentista? ¿Todas esas actividades deberían quedar afuera de la “técnica” o de la “profesión”? Igual que los límites del barrio con la ciudad y con el “campo”, los contornos del oficio se vuelven difusos desde el principio. Habrá entonces que revisar, cuando de Atención Primaria se trata, los alcances del concepto.
Una enfermera de unidad sanitaria es mucho más que una “enfermera”.

La salita como termómetro

A partir de la iniciativa de Dora Gigena, una enfermera que quería que el Estado reconociera a su referente laboral, Haydeé la “Negra” Peralta, en el 50º aniversario del Hospitalito de White, el Museo del Puerto comenzó a indagar la historia y el presente de la Atención Primaria de la Salud en Bahía Blanca.

Luego del homenaje a enfermeras que habían cumplido 25 años de servicio, realizado por la Secretaría de Salud del municipio, el Museo empezó a entrevistar enfermeras, trabajadores sociales, psicólogos y médicos que trabajan en el primer nivel de atención sanitaria. En total, se hicieron más de 30 entrevistas y un registro visual de más de 10 unidades sanitarias de la ciudad.

En agosto, y para compartir los primeros resultados del proyecto, se llevó a cabo un encuentro con trabajadores de la salud en la Cocina del Museo. Allí se consideraron colectivamente cuatro aspectos: la particularidad del trabajo de la enfermera en la unidad sanitaria, la herramienta fundamental con la que debe contar, la relación entre la unidad sanitaria y el barrio del cual forma parte y también la posibilidad de reconocer el impacto de las políticas públicas en el trabajo de Atención Primaria.

Finalmente, en la fiesta de APS realizada el miércoles pasado, se presentó el video “La salita como termómetro”, que da cuenta del intenso trabajo de indagación, que fue posible gracias a la participación activa de los trabajadores del área, no solo como informantes, sino como constructores de su propio relato histórico.

Una vecina como historiadora

En el marco del proyecto «La Salud cuenta» y con el propósito de indagar la historia de las unidades sanitarias de la ciudad, algunos vecinos se pusieron a investigar, a recolectar, a recordar, a preguntar, para contar. Acá, dos situaciones.

Ana Lombardo vive en Villa Floresta, participa de la Sociedad de Fomento del barrio y va seguido a la salita a tomarse la presión. Le resulta un lugar cercano, útil, amable: Este año cumple 44 años, sí, el 3 de diciembre, que es el día del médico y del discapacitado; tengo ganas de organizar un festejo, una fiesta de cumpleaños, un chocolate para el barrio…
Ana está rastreando la historia y llegó a 1946. Hasta el momento en que la Sociedad de Fomento y la salita que se llamaba «Juventud La Floresta» funcionaban en la casa del vecino Aquiles Talamonti en Mallea al 1500.

Irene Guerra es vecina de Villa Mitre, trabajó muchos años como enfermera de unidades sanitarias y ahora se está jubilando. La última en la que trabajó y la más querida es la de Villa Esperanza: «Y, es como mi casa, la pintamos con unas compañeras, pusimos unas guardas en las paredes; los cartelitos de las puertas los hizo mi nieta, que estudia en Artes Visuales.»

Ahora se puso a armar la historia de la sala ordenado recuerdos, fotos, recortes de diarios, escribiendo, con muchas ganas de contar y de preguntar.
Me gustaría volver a Esperanza a sacar fotos y hacerles entrevistas a algunos vecinos que antes vivían al lado del arroyo. ¿Me pasás a buscar y vamos?

Garra

En el marco del proyecto “La Salud Cuenta”, en el que participa el Museo junto al Barrioscopio de Harding Green, el sábado último se realizó una entrevista colectiva a trabajadores de unidades sanitarias, con chocolate y torta en la Cocina del Museo.
El objetivo del trabajo es indagar la historia y el presente de la atención primaria de la salud en Bahía Blanca desde la perspectiva de los propios trabajadores para contarla y hacerla circular.

Una de las primeras cuestiones que se abordaron fue la particularidad del trabajo de la enfermera. Ante la pregunta sobre su herramienta fundamental se hizo referencia a lo complejo de la tarea en la que se articulan saberes y aptitudes diversas que van mucho más allá del uso de un tensiómetro y que requieren una sensibilidad muy particular.

(Mirada- Saliva- Vocación- Carácter- Comunicación- Oreja- Mirar la cara-Ser creíble- La sonrisa como puerta de entrada a todo- Humildad- Saber escuchar)

Se habló también sobre las características específicas de la tarea en Unidades Sanitarias, de sacarse los tacos para ir al barro, caminar el barrio ver como viven los vecinos, porque tenés que saberlo para poder trabajar con ellos, cuenta Irene. Del vínculo estrecho que se establece con la comunidad Y si, a la enfermera le cuentan todo, necesitan que los escuches, por ahí hablando se les pasa, comenta Mabel. Las transformaciones en los últimos tiempos, la intervención del Estado a través del los planes sociales y su repercusión en la comunidad, sí, se nota un cambio en las políticas públicas dirigidas a áreas antes desprotegidas, pero claro, todavía falta… comparte Graciela.

Y un final de charla muy propiciatorio lo sugirió Claudia:
A mí me impacta mucho que vienen las mujeres pintadas y con aros, y cuando voy a su domicilio me encuentro con una miseria, en un entorno… y digo: Se arreglan para ir a la Sala, caminan veinte cuadras por calle de tierra. ‘¡Qué pila le ponen a la vida! ¡Qué garra! Empezar a problematizar eso te lleva a sensibilizar la mirada.