Ningún Shhhhhh RECARGADO

Días atrás, nos encontramos en torno al 8M en el museo. Algunas de las presentes habían estado en el evento “NINGUN SHHHHH” de 2019, cuando empezamos a pensar juntas, entre distintas generaciones, la construcción de la futura sala baño.

Esta vez seguimos con NINGÚN SHHHHH “RECARGADO”, porque quisimos hablar de un tema que detectamos como el más silenciado entre todos los temas silenciados: el de las violencias hacia las mujeres en White.

¿Cómo hablar en grupo sobre lo que es más difícil de mencionar? Propusimos empezar por lo más chico. Preguntarnos por alguna forma pequeña o naturalizada de la violencia hacia las mujeres del pasado y del presente en la localidad.

Enseguida, varias pidieron el micrófono para mencionar usos del lenguaje que día a día las alertaban. En la calle, en el trabajo, en la casa: “Vos callate”, “Andá a lavar los platos”, “¿Y qué pasó que no hay cafecito?”. Otras pidieron la palabra para hacer referencia a las diferencias en los ámbitos de trabajo: “Acá a diez cuadras nuestras, las mujeres ganan un 30 por ciento menos que los varones, igual cargo, igual responsabilidad. Y aún más: se les exige que sean madres excelentes y profesionales excelentes”, dijo Marisa refiriéndose al trabajo en el polo petroquímico.

Alejandra comentó: “Siempre somos las damas colaboradoras, las damas de. A mí me hubiera gustado, la verdad, ser bombero. Por eso me encanta ver que hay mujeres en la lista del SUPA o cuando vamos por el puente Colón ver MUOCRA, ¡mujeres en la UOCRA!”

A veces también el silencio es muy parlanchín: “Chicas, si empiezo a contar todo lo que me pasó a mí, me pongo a llorar”, se escuchó. Surgió la inquietud sobre la necesidad de una casa-refugio para víctimas de esa violencia en Ing. White. La urgencia de armar y difundir en los barrios un listado con contactos de las instituciones a las que recurrir ante esos problemas. Y mencionamos a las whitenes asesinadas por violencia de género: Luciana Moretti, Susana Melo ¿Y cuántas más cuyos nombres no quedaron registrados públicamente?

Terminó el encuentro y ninguna quería irse. Había mucho por seguir charalando. Así que los testimonios y las conversaciones siguieron en las mesas, en los pasillos, en las escalinatas del museo. Incluso Coca, que no pudo venir, que envió un audio de WhatsApp para contarle a todas: “La situación que vivíamos antes era que no podíamos votar. El hombre tenía Libreta de Enrolamiento, iba y votaba, la mujer no tenía. Yo tengo el número 1.000.000 de Libreta Cívica. Así que, ni bien se puso la ley, fui una de las primeras en la cola para obtener esa libreta y poder votar.”

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Una “pelela” no puede faltar al contar la historia del puerto

Los inicios del puerto son también los inicios de la población de Ing. White. A principios del siglo XX, junto al muelle y las vías del ferrocarril, se asentaban los trabajadores inmigrantes que llegaban junto a sus familias desde España, Italia, Croacia, Grecia, Alemania… construían sus casas con materiales accesibles como la chapa y la madera. Desde esas primeras casas hasta las de la década del ´50, la mayoría de los baños del pueblo estaban afuera, eran letrinas, había que atravesar todo el patio para llegar. De día, y mucho mejor si era verano, se hacía ese recorrido, pasando a veces por el gallinero y entre las ramas de algún frutal.

De noche, y sobre todo en invierno, el camino se evitaba y era mejor buscar una solución abajo de la cama: Los chicos teníamos miedo de ir, porque casi teníamos que tomar la 504 para ir al baño. Claro, en mi casa calculo que estaba a veintipico de metros y no había luz en el patio, entonces ¿qué pasaba? De noche te aguantabas o usabas la famosa «pelela». Algunos la llamaban ‘tacita de noche’, otros la llamaban ‘escupidera’. Si tenías ganas hacías ahí, cuenta el vecino José Mario “Pepe” Malvar, hijo de un herrero del ferrocarril Sud. Desde la puerta de su casa actual, nos entrega en donación la pelela que guarda desde entonces y que va a formar parte del recorrido de las salas. Porque también es necesario hablar de lo no tan mencionado, eludido por las narrativas sobre los inicios del puerto, de eso escondido abajo de las camas.

¿Charlamos desde el archivo?

Seguimos con Proyecto Baño, para montar una nueva sala en el museo con el apoyo del subsidio «ensayar Museos 2019», de la Fundación Williams. En ese marco, y a partir de una articulación entre la Municipalidad de Bahía Blanca y PAMI Bahía Blanca, iniciamos la propuesta ¡Hola! ¿Charlamos desde el archivo? para habilitar canales de escucha a personas mayores desde PAMI de Ing. White, que puedan registrarse y pasar a formar parte del Archivo Oral del Museo del Puerto. Un modo de acompañamiento que, además de valorizar toda una experiencia de vida, abra un espacio de enunciación y reflexión en a temas silenciados durante años.

Pescadas

Empezamos el año trabajando en un nuevo proyecto, el de la Sala Baño; como parte de la dinámica de investigación y recopilación de datos y objetos que con la pandemia siguió desde casa, lanzamos una convocatoria sobre un objeto central de esa sala: el inodoro. Pero no un inodoro cualquiera, sino uno inglés, de principios de siglo XX y de marca Pescadas. Y así, de un día para el otro, muchas personas revisaron en su memoria visual y nos contaron exactamente en dónde habían visto uno: restaurantes, bibliotecas, institutos, cines y espacios culturales. Otrxs recorrieron sus historias familiares para encontrarse con que tenían o habían tenido un Pescadas: Santiago Ortí, recuerda uno de su abuela que su papá había transformado en maceta; Sonia González cuenta que en su casa de la infancia tenían uno y que le daba cierto temor cuando se subía para tirar la cadena porque asociaba la palabra “pescadas” con “atrapadas”; y varixs los recuerdan acompañados por bañeras con patas. Antonio Genovali nos sitúa cerca del museo cuando cuenta haber visto inodoros como el que buscamos ¡en la estación de trenes de Ing. White! Esto confirma algo que imaginábamos: el inodoro Pescadas, es un objeto referencia del capital inglés que se instala en el puerto a partir de la creación del muelle y de la llegada del Ferrocarril Sud, a fines del siglo XIX, la misma empresa que construyó el edificio donde actualmente funciona el museo.

Un inodoro no puede faltar en una política de objetos que aborde los momentos menos narrados de la vida cotidiana, aquellos más oscuros, vergonzantes e históricamente silenciados. Porque también de esos momentos íntimos del cuerpo está hecha la historia. De cuerpos diversos, con diversos modos de vida material, como este objeto lo indica: que en algunas pocas casas se llamaba divertidamente “trono” y en otras – la mayoría- en su lugar estaba “el pozo”.

MUSEO BUSCA INODORO

(Permuta por uno nuevo, compra o recibe donación)

Sí, no es un chiste. El museo está buscando este inodoro inglés de principios de siglo XX para incorporar al recorrido de la futura “Sala Baño”. Es marca PESCADAS, de la empresa inglesa Johnson Bros (Hanley) Ltd.

(Bueno, si no ténes este inodoro pero sí alguna historia sobre él para contar contactanos, también la estamos buscando)

La oreja en el teléfono 3

Seguimos con las entrevistas por teléfono en torno a la historia de los baños en Ing. White, preparando la futura sala baño que se incorporará al recorrido del museo. Escuchá un fragmento del testimonio de José «Pepe» Malvar, que recuerda el tiempo de las letrinas y cómo cambió el mapa olfativo de la localidad después de instalarse las cloacas.

 

Baños de álbum

Hace unas semanas lanzamos una convocatoria invitando a buscar en el álbum familiar fotos de baños. Porque en medio de nuestro proyecto de realización de una nueva “sala Baño” descubrimos en los archivos la total ausencia de fotos de ese espacio de la casa (o fuera de ella).

Llegaron fotos desde Ing. White, Bahía Blanca, Médanos ¡y hasta desde Chile! No crean que fueron tantas, se trata de un género fotográfico no muy desarrollado en los registros familiares. La mayoría fueron fotos sacadas como recuerdo de las infancias: el primer baño, la exploración del espacio mirado desde abajo. Pero también hay fotos de adultxs que podrían organizarse como las de “antes de salir”, maquillándose para una fiesta o retocando un disfraz.

Por último, hay fotos muy particulares en las que se registra el baño en sí mismo, como la de los baños públicos de la plaza Rivadavia o la de una letrina todavía en pie del ferrocarril Rosario Puerto Belgrano, en Punta Alta.

¿Tenés una foto de baño y todavía no la enviaste? ¡Estás a tiempo! ¡Es fundamental para nuestros archivos!

 

 

 

 

 

 

Ante la escasez mundial: convocatoria de fotos de baños

En medio de nuestro proyecto de la nueva “sala Baño”, descubrimos en los archivos la total ausencia de fotos de ese espacio de la casa (o fuera de ella). ¿Se repetirá esta ausencia en todos los álbumes familiares?

Para no dar nada por hecho, armamos esta convocatoria. Buscá en tu álbum familiar, revisá los cajones: si encontrás una UNA FOTO DE BAÑO, mandala y contanos de dónde y cuándo es.

 

Flyer Fotos Baño.(1)

La oreja en el teléfono

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Durante décadas, el museo sostiene la práctica de realizar entrevistas que se recopilan en su Archivo Oral. Iniciado sistemáticamente a partir de 1992, hoy tiene ya más de mil doscientos audios con entrevistas a pescadores, maestras, cocineras, inmigrantes, ferroviarios, estibadores, prácticos, reposteras, comerciantes y demás. ¿Qué pasa cuando no es posible seguir encontrándote para preguntar, cuando el dispositivo específico de la mirada no está presente en la escucha? Estos días surgió un intento, que es un intento y un aprendizaje simultáneo: hacer entrevistas del Archivo Oral por teléfono.
La primera entrevista fue a Juana Dodero. La querida “Negrita”, a quien veíamos semanalmente entrar y salir del museo como de su casa. Esta vez está sola en su comedor del barrio U.P.C.N. contando parte de su vida. Pero no está tan sola, escuchála:

Ningún SHHHH!!!

Como parte del 8M, ayer se reunieron mujeres de distintas generaciones en el museo para abordar temas que durante décadas se hablaron sólo en el ámbito privado, en susurros, o que se perdían en el silencio. Esta vez, con el micrófono circulando, ellas pensaron y debatieron juntas la relación entre eso de lo que “no se habla” y sus lugares actuales en la sociedad. //

SH1

Fue el inicio del proyecto con el que el museo ganó el subsidio “Ensayar museos” de la Fundación Williams 2019, y por el cual, a fines de año, se incorporará a su recorrido una nueva sala, el Baño ¡Cómo no va a tener una Sala Baño un museo cuya sala mayor es una Cocina!

Y qué mejor que hacer público este proyecto si no es escuchando a las que durante décadas y décadas tuvieron que limpiar baños de todo tipo. Sí, aquellas que por el sólo hecho de nacer mujeres tenían a cargo (o tienen aún, en la mayoría de los casos) ese trabajo en sus casas.

Por eso rápidamente se empezó a hablar de las letrinas de White, del papel higiénico hecho con hojas de diario, de los fuentones o fontones con los que se bañaban antes de que apareciera la ducha… pero también, más lentamente, de la ocultación de sus cuerpos, de la menstruación como un tabú, de las toallitas hechas de toalla, de los métodos anticonceptivos, del mandato de no gozar, de la violencia que todavía apenas se puede mencionar…

SH2

Ahí está el pizarrón donde quedó el testimonio sintético de todo lo que se habló. En él no hay sólo datos sobre el pasado; hay, sobre todo, datos sobre lo que viene, sobre lo que es necesario modificar, sobre lo que hay que seguir planteando. Como dijo una voz: “No estar tres pasitos atrás”.