Tortas a domicilio

¿Cuánto tiempo más pasará hasta que podamos volver a nuestro ciclo de música y tortas de los domingos en el museo? ¡No lo sabemos!

Mientras tanto, las cocineras siguen desde sus casas cocinando, horneando, pensando en una receta nueva, limpiando su horno y, por supuesto, buscándole la vuelta a estos días extraños.

Por eso a partir de hoy vamos a iniciar una serie de presentaciones de cocineras a fin de que puedan saber en qué andan y cómo se las están arreglando.

Cada una de ellas nos va a contar sus propuestas dulces, así las pueden pedir a domicilio. ¡Tal vez extrañen un poco menos los domingos en el museo!

Tomen nota. Mónica Villagrán les ofrece un combo im-per-di-ble: 1 cocada, 1 frola de membrillo, 1 tarta de manzana invertida (tamaño 25 cm) y ¡1/2 docena de alfajores!  por tan solo… ¡700 pesos! El día del reparto será este próximo sábado 22. Llamenla, ya, ya, ya, al 2914319985 ¡No digan que no les avisamos!

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La oreja en el teléfono: COMEDORES

En la serie de entrevistas a cocineras de comedores organizados ante la urgencia de  la cuarentena, charlamos con Elvira Estay, cocinera de la ONG «Cangrejitos de barro» junto a  Pamela Morales y Ada Tolosa, en el barrio Boulevard. Nos contó sobre los inicios del merendero hace dos años, del surgimiento de la olla popular con la pandemia y de la unión que hace dos semanas lograron con la Sociedad de Fomento y el comedor Martín Pescador para organizar en conjunto donaciones y días de viandas.  En este fragmento cuenta una receta para 300 personas, la que más le gustó preparar, imaginando muchas otras…

Recetas versionadas

¿Cómo hacer circular recetas que a lo largo de su historia recopiló el Museo del Puerto de Ing. White? ¿Cómo volverlas a mirar, socializar, trasmitir amplificadas?

Con esta pregunta, en 2016 invitamos a alumnas, alumnos y docentes de la Escuela de Artes Visuales de Bahía Blanca a versionar recetas dibujando en pequeño formato, para que den vueltas desde la Cocina del museo al mundo en una publicación objeto que cruce saberes culinarios con todo lo que contiene un lápiz.

Este compilado especial 2020 contiene recetas trasmitidas por pescadores, cocineras barriales, embarcados, madres de pescadores y cocineros de antiguas cantinas de Ing. White que forman parte de la historia del puerto. Recetas que piden a gritos ser leídas, cocinadas, reinterpretadas, especialmente en estos días de quedarse en casa.

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El archivo en tu cocina

Desde hace muchos años, el Museo del Puerto trabaja en torno a objetos aparentemente simples. Uno de nuestros favoritos es el repasador. Si viniste a nuestra Cocina alguna vez, habrás visto decenas de ellos colgados. Los hay de distintos materiales y de distintas épocas; y también hay historias muy diversas sobre ellos, contadas por quienes los han tenido y siguen teniendo entre sus manos: acerca de cómo fueron y son hechos, cómo fueron y son nombrados, para qué se han usado y se usan.

En estos días tan particulares, la coordinadora del Grupo de Nutrición y Salud del Centro de Salud de Ing. White nos dio la idea de renovar la convocatoria de REPASADORES, esta vez adaptada a la modalidad de trabajo a distancia. Así que compartimos con ustedes esta propuesta:

  1. Elegí uno de los repasadores de tu cocina. Uno especial o, simplemente, ese que usan todos los días.
  2. Escribí algo acerca de él. Algunas preguntas que nos dan curiosidad son: ¿cómo llegó a tus manos? ¿De cuándo es? ¿Cómo lo usás? ¿Sólo sirve para “repasar”? ¿En qué lugar lo guardás? ¿Quién y cómo lo lava? ¿De qué materiales está hecho? ¿Te recuerda algo particular? ¿Tenés por casualidad alguna receta que por alguna razón puedas vincular con él?
  3. Mandanos ese breve texto con una foto de tu repasador. Podés enviarlo por mensaje privado de Facebook, Instagram o al mail difusionmuseodelpuerto@gmail.com

Nosotrxs, además de responderte con alegría, seguiremos sumando estos materiales a nuestro archivo de pequeñas cosas fundamentales; porque esa es la mejor manera de seguir contando la historia de la vida cotidiana.

¿Sabías que hace unos años publicamos un librito contando historias de repasadores, no? ¿No? Bajátelo ya mismo desde este link:  Tendal de repasadores

¡Aprovechá estos días de quedarse en casa y ayudános!

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Encuentro de cocinas al sudoeste

Publicaciones del museo, fotos y  muchas ganas de hablar con otros llevamos el lunes pasado al “Primer encuentro de turismo y gastronomía” en Pigüe, organizado por el Área de Turismo del  municipio de Saavedra. La invitación era para compartir con otros grupos del sudoeste bonaerense las prácticas y preguntas de este museo comunitario con cocina.

Además, participamos de un taller coordinado por el equipo de turismo, que permitió conocer las experiencias de trabajo comunitario y recuperación de recetas que se están llevando adelante hace años en el distrito.

Así supimos de Amicale Pigüé, la asociación de descendientes franceses que movilizó proyectos como la incorporación del idioma francés en las escuelas primarias de la ciudad y que  trabaja también con la recuperación de recetas en conjunto con el INTA.  Esta iniciativa empezó por la difusión del aligot (puré de papas mezclado con nata y un queso llamado Tomme, de la región de Aveyron).

Su potencia está dada no solo por el alcance comunitario y colaborativo que supone (trabajo entre escuelas de distintos niveles, restaurants, grupos de inmigrantes, vecinas y vecinos de la localidad y la región) sino también porque movilizó la valoración de otras comidas que no son necesariamente de origen francés:  empanadas criollas, chacinados que se hacen en los campos de Saavedra, tortillas chilenas, comidas de italianos, españoles y alemanes del volga. ¡Sí! La comida como un campo múltiple de saberes y adaptaciones, de cruces y aprendizajes que se pueden compartir, de eso y muchísimo más hablamos en el encuentro, que seguramente siga con más intercambios… próximamente más novedades.

Un museo donde se lee poesía con la boca llena

El sábado pasado en la Cocina del museo se desarrolló el Primer Encuentro de Lectura Macarrónica. Queríamos compartir con los poetas invitados al 7mo Festival de Poesía Latinoamericana de Bahía Blanca textos producidos en los encuentros de escritura que venimos realizando desde hace unos meses con cocineras, cocineros y otros integrantes de la comunidad de Ing. White.

La consigna era que todos acercaran al museo textos macarrónicos sobre el comer y el cocinar y también comidas bien concretas. Porque se trataba de un mediodía dedicado a leer y almorzar a la vez: en este museo no está mal visto leer con la boca llena.

“Katty” Aponte, vecina del barrio Saladero, trajo una fuente llena de sopa paraguaya que había cocinado, ¡por primera vez en su vida!, recordando la receta de su mamá formoseña; Ida Muhamed trajo kepi; Graciela Disciocia, cocinera de “Las cantinitas”, pizza de anchoas; Francisco Cabeza pollo arrollado; Nora Betencurt tortilla de acelga; José Mario Malvar empanaditas dulces y Delia Schenfeld terkreppel… Por si fuera poco, Stella Maris Giménez, del restaurant Stella Maris, ¡se apareció con una paella gigante! Sí, fue una gran comilona.

 

Stella Genitti y José María Malvar arrancaron la lectura con el recitado a dos voces de Epopeya (en construcción) de comidas de White, escrita de manera colectiva junto a otros vecinos y vecinas durante el taller. Luego siguieron leyendo whitenses y poetas textos sobre herramientas de cocina, perfume de tucos, la época de veda de carne, recetas de amor, tortas-tortas, naranjas cortadas…

La poesía llevó a la música: “Pochi” Genovali tomó el micrófono para cantar unos tangos portuarios, Stella Maris Correngia le siguió con sus temas románticos y así se fueron cantando entre todos boleros, valses y más tangos. Pasaron las horas sin darnos cuenta y muchas cosas más, algo imposibles de resumir, intensidades varias como ese instante en que Francisco Cabeza,  cocinero y cantor de las cantinas, y Rosario Bléfari, poeta, cantante y actriz, entonaron juntos una canción que no se escuchaba a viva voz y en ocasión de una comida tal vez hace años y kilómetros a la redonda.

 

Macarrónica

Siguen los “Encuentros de escritura macarrónica” que convocan a cocineras, cocineros,  comensales y memoriosos a escribir sobre cubiertos, ollas, saberes y procesos de cocción, platos inolvidables y cocineras que forman parte de la memoria de la comunidad. Los cuadernos macarrónicos van y vienen de las mesas del  museo a las de cada casa, se va sumando el propio relato de una historia de vida escrito con lapicera, listados de colecciones o secretos que no están en una receta convencional.

Encontrarse a escribir en grupo es primero encontrarse a charlar, hacer visibles algunas experiencias en diálogo con otros. Y, de a poco, pensar juntos cómo es posible comunicarlas desde la escritura.

Hace unos días la propuesta fue escribir sobre herramientas de cocina, así que cada participante trajo un objeto fundamental de su mesada. Fundamental por lo útil, por lo querido, por la posibilidad de narrar historias que traía. Repasador, tabla de picar, plato y tapa-botellas circularon de mano y mano.

Al mismo tiempo hablamos de cómo la instancia de la experiencia personal se articulaba con la historia colectiva en ese objeto: aparecían la inmigración de principios de siglo XX, la inmigración interna de las últimas décadas, las transformaciones en el puerto, los cambios económicos resonando en la cocina. O de cómo, por ejemplo, están relacionado los saberes que implica preparar un dulce con dinámicas sociales que podemos historizar.

Pero además tratamos de inventar un poco. Imaginar qué miradas e historias oiríamos si hablara, por ejemplo, un palo de amasar. Qué percepciones nuevas nos despiertan esas herramientas de cocina, qué maneras de contar inventaríamos para hacer hablar al platito de loza que se usó en los inicios de la cantina de Stella Maris en el puerto.

Entre otros textos estamos preparando una “Epopeya (en construcción) de las comidas de White”, escrito colectivamente, cuya primera versión se dará a conocer el próximo domingo en el marco del Festival de Poesía Latinoamericana de Bahía Blanca. Además, otros pequeños textos como los siguientes, que también tenemos ganas de que empiecen a circular:

En mi cocina hay una tabla
y me dice: hace 61 años que llegué
a tu cocina. Tu hermano Esteban me hizo
en la carpintería de la Junta de Granos,
junto al palo de amasar.
Desde entonces no me has dejado
descansar, siempre en la mesada
preparada para que vos me golpees,
cortar las carnes, picar las verduras
preparar las milanesas. El palo de
amasar descansa porque te compraste
la pasta linda, pero yo sigo y vos
disfrutás preparando tus comidas.
Pero, sabés, yo soy feliz. Porque después
de tanto sigo siendo tu compañera
en la cocina. Hoy Ramiro trajo
una tabla de Ferro Expreso más moderna
pero yo soy tu preferida.

Ida Muhamed

Semillas tostadas

Tanto de zapallo como de girasol
las poníamos sobre la plancha
de la cocina y tenía un gusto
distinto. Tanto las de zapallo,
como las de girasol eran caseras
de nuestra propia quinta.

José Mario Malvar


 

Lo que no está en la receta del puré con huevos

Recuerdo que era el tiempo de la veda de carne.
Y a mi algún día se me ocurrió esta receta.
Todavía me parece escuchar a mis hijos
cuando me pedían que se la hiciera:
Má, dale, hacenos de vuelta esa comida.

Stella Maris Correngia

Encuentros de Escritura Macarrónica (con mucho tuco)

Estos días la cocina del museo está movida: además de los domingos con músicos, reposteras y colectividades, cada viernes se reúnen en sus mesas cocineras, cocineros, vecinos, poetas, oradores y memoriosos.

Es para escribir entre cucharones y ollas… ¿sobre qué? ¡Sobre esos mismos cucharones y ollas! Porque ya es hora de cantar a las cazuelas, macarrones y buñuelos que prepararon, a las infinitas comidas de casa que las mujeres pensaron y cocinaron silenciadamente durante años, a las comidas públicas, cocinadas en equipo, a la memoria interminable de olores que sintieron caminando por Ing. White, a las comidas imaginarias que los hicieron soñar, a cocineras y cocineros de la memoria, sus secretos y saberes particulares.

Los reúne también la propuesta de compartir ejercicios de escritura, pequeños desafíos sobre su propio “cuaderno de escritura macarrónica” que hagan acercarse de otro modo a lo cotidiano, poniendo a circular -esta vez con palabras- los pasos previos de cada fuente presentada, el gustito  de una vianda o la acción de lavar los platos.

En el último encuentro no faltó el objeto material de esta indagación, uno de los cocineros invitados -Francisco “Nene” Cabeza- llegó con platos humeantes llenos de  filetes al ajillo y tortafritas. Escribir sobre comidas esta vez se hizo comiendo, anotando también la receta de esos platos que  contados  en voz alta por su cocinero.

Participaron cocineras “de toda la vida”, que a la par colaboran con comisiones de instituciones intermedias (La Siempre Verde, Scouts E. Pilling, Asoc. Amigos del Castillo, Asoc. Amigas Museo del Puerto, Bomberos, sociedades de fomento, cooperadoras de escuelas, etc.), también cocineras de cantinas y restaurants, expertas en preparar viandas para vender a camioneros y portuarios. Cruzaron historias de inmigración, de familia,  de festejo y de trabajo. Hicieron entre todos un listado de comidas para la historia de White, una epopeya de voces múltiples que muy pronto podrán leer.

Hoy nos juntamos otra vez, no se lo pierdan, lo que sale de esas  mesas siempre sorprende. Y a quien dude en venir -más por su relación con las letras que con las pastas- sepa que nos acompaña esta frase: Si aprendiste a cocinar, ¿cómo no vas a aprender a escribir?

Buñuelos en la mesa de dibujo

Sigue con todo el proyecto “Recetas versionadas”. Desde principio de año invitamos a alumnos y docentes de la Escuela de Artes Visuales de Bahía Blanca a versionar recetas de cocina del Archivo del museo dibujando en pequeño formato.

Por eso en los pasillos de la Escuela Lino E. Spilimbergo se siente olorcito a torta de naranja, budín inglés, apple krumble, buñuelos. Para dibujar fue necesario conocer cada receta: saber quién la trajo al museo, saber de su historia, cocinarla, seguir cada paso prestando atención en la mesada, compartirlas en el aula.

¡Llegó Petrona!

¡Qué alegría! llegó de regalo el libro “La mesa está servida. Doña Petrona C. de Gandulfo y la domesticidad en la Argentina del siglo XX», de Rebeka Pite. En 2004 Rebeka viajó especialmente al Museo del Puerto como parte de su investigación sobre la cocina y la mujer argentina en el período 1920 -1980. Entre estas mesas se reunió con vecinas whitenses para conversar en torno a los usos dados al famoso libro de Doña Petrona, a su relación con Juanita (su igualmente famosa colaboradora), al carácter más o menos económico de sus propuestas, a sus indicaciones a la hora de sentarse a comer en familia, entre otros temas.
Parte de lo que charlaron ese día resuena entre las páginas del nuevo libro, como la experiencia de cientos de mujeres en toda la argentina cuyo rol en la historia del siglo XX es necesario seguir abordando.