La previa / cantarle a San Silverio

Como parte de los festejos en torno a la procesión de San Silverio, que por primera vez este año se realizaron durante tres días consecutivos, el Consorcio de Gestión del Puerto invitó a voces de Ing. White a cantarle a San Silverio: Polaroid, Yiyo Cesarone, Lule Vitakis y La Masturbanda. El Museo del Puerto tuvo su participación en este evento, ya que, justo hace 10 años, presentaba el disco Canzonettas & Rock, en el que las bandas de rock de esta localidad versionaron las canzonettas más cantadas en Ing. White por inmigrantes, pescadores, cocineras de pescado.

Así que fue posible escuchar “O Sole Mio”, rockeda por La Mastur o “La Romanina”, versionada por Polaroid. Entre banda y banda, subió al escenario Mario Miranda, ex integrante de La Cigarra, a cantar una canción italiana junto a su hijo Ulises, de 19 años. En el medio de la noche, la mandolina volvió a sonar sobre el muelle: las tradiciones continúan cuando se vuelven vitales para nuevas generaciones.  

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¿Qué puede hacer un archivo?

Ayer, después de 14 años, Matías Lupo volvió a escuchar la voz de su abuelo Nino contando historias sobre la infancia en Italia, el tiempo de prisionero en Sicilia durante la Segunda Guerra Mundial y su llegada a Ing. White en 1948.  Las numerosas entrevistas realizadas a Nino Lupo por el equipo del museo entre 1998 y 2006, cobran sentido otra vez cuando su nieto se detiene a escucharlo “como si estuviera con él en la cocina de casa”.

O sole mio más fuerte

El presente cambia todo el tiempo, a veces inesperadamente. Hace más de 10 años, iniciamos el proyecto “Canzonettas & Rock” convocando a jóvenes músicxs locales a versionar aquellas canciones que habían cantado inmigrantes de Italia en Ing. White desde fines del siglo XIX. Este año, algunas de las bandas participantes de ese proyecto versionaron una canzonetta en pleno distanciamiento social, grabando todo desde casa. Esta es la versión de O sole mio de La Masturbanda, nacida en el barrio Vialidad, que en unas semanas volverá a tocar en vivo. Bien lo sabían quienes cantaban canciones inmigrantes: luego de atravesar mares, tormentas y pandemias, las ganas de cantar y encontrarse pueden hacerse más fuertes.

Cantar es siempre algo más que cantar

Stella Maris Correngia entona, especialmente para San Silverio, esta canción napolitana desde la puerta de su casa en el barrio 26 de septiembre. Si miran bien, hasta los árboles se estremecen. ¿Por qué una canción se sigue cantando? ¿Qué se canta cuando se canta una canción? Tal vez pueda parecer exagerado, pero en realidad cantar una canción es hacer una comunidad, y encontrarse así con todos quienes antes la han cantado, ya sea en una serenata de verano, ya sea mientras se tejía una red. Mañana, en la caravana de autos de San Silverio, pasará lo mismo: no se va a hacer una procesión; se va a hacer,  por memoria, por pasiones, por canciones, por insistencia, una comunidad.

Un himno para cantar en medio de la tormenta

Mientras esperamos el domingo, día de la tradicional procesión de San Silverio, este año adaptada a los tiempos del covid-19, les acercamos una más de las serenatas dedicadas al santo desde la puerta de las casas. Acá la verán a Lucía Conte cantando un fragmento del himno al santo, que cada año entona en el trayecto de la procesión. En su voz está el recuerdo de numerosas generaciones de pescadores; de fondo, la voz de su marido trae el sonido de marejadas, trae cantos de cuna, trae tango y trae rock a la vez. Porque lo más tradicional es tradicional porque puede incorporar casi todo. Nada mejor que el himno a San Silverio en este año de tormentas.

Un santo de cielo, de mar y de tierra

También hay serenatas a San Silverio en el Pasaje Roca de Ing. White, una calle corta pero con una larga historia de canzonettas, bandas de rock y recitales en la vereda. Gabriel Vecchietti eligió cantar “Bella Ciao”, un canto popular de resistencia para un santo que, además de en las procesiones, también ha participado de cortes de la ría (2000) e inclusive de manifestaciones (2009). Se ve que su capacidad para escuchar los ruegos en medio de truenos y relámpagos de altamar también se extiende para auxiliar en las tormentas que suceden en la tierra, aún en días aparentemente despejados.

Hay más altarcitos de San Silverio de los que te podías imaginar

Seguimos con las serenatas a San Silverio desde la puerta de casa, un modo de esperar la festividad del santo patrono de la pesca artesanal que vecinas y vecinos de Ing. White celebrarán el próximo 29 de noviembre, adaptando la tradición a estos tiempos de covid-19. 

Hoy Alberto Molina, hijo del ministeriano y vendedor de pescado Plácido Benito, canta una canción para San Silverio desde su casa de Villa Delfina. Si algo supieron las familias italianas fue hacer de sus canciones, saberes y creencias una cuestión compartida por otros integrantes de la comunidad.

Presten atención, Alberto lleva la medalla de San Silverio de su hermana Élida en el pecho y canta en italiano al ritmo de las mareas de las épocas en que estuvo embarcado en dragas y remolcadores en Ing. White.  

Serenata a San Silverio

Este es el mes en que Ing. White celebra a San Silverio, un santo que es parte de la historia local desde fines del siglo XIX hasta el presente y que llegó junto a la inmigración italiana acompañado de cantos, modos de hablar, artes de pesca y recetas.

Cada tradición que se activa es también lo que inventa para adaptarse y seguir, más que nunca en tiempos de covid-19. Así que hoy presentamos el inicio de una serie de serentas a San Silverio, que vecinas y vecinos de Ing. White cantan desde su vereda para esperar la procesión. Hoy, Graciela Ruiz Disciocia, una de las cocineras de las queridas “Cantinitas” canta “O Sole Mio” desde la puerta de su casa, también casa de pescadores.

La oreja en la Escuela N 40

Esta vez, ponemos la oreja en el Barrio El Saladero, donde casi al final de la calle Reconquista se encuentra la Escuela 40. Un lugar que funciona también como núcleo del barrio, convocando a las infancias, las personas jóvenes y adultas. Una institución que incluso en pandemia no deja de funcionar como lugar de pertenencia y encuentro en cada entrega de alimentos, de fotocopias y cuadernillos educativos. 

No dejen de escuchar este fragmento de la entrevista que hicimos a su directora, María Elisabet Román. Ella nos habla de las redes (no las de pesca, ni las virtuales) que la pandemia fortaleció más: las que se extienden por el territorio, tratando de no dejar huecos, de no dejar a nadie solo o sola. Redes que se sostienen y fortalecen; desde la organización vecinal hasta el rol de la Escuela en su función de cuidado y disfrute, proclamando un derecho que irrumpe y, tal como cuenta Elisabet, es cada vez más necesario: Mantener a les niñes en el mundo de la infancia.