Argonautas II

Días atrás, contábamos sobre una embarcación a escala que llegó al museo en manos del pescador Herminio Onorato. Estaba bastante deteriorada, la traía para ver si servía en el museo, en lugar de tirarla ¿Saben cómo siguió su rumbo? Pasó por las manos de Claudio Gaete, que vive a sólo unas casas. Cuando vimos la pequeña embarcación de madera pensamos en él enseguida.

A Claudio lo conocimos una mañana de 2021, cuando abrió la puerta del museo con una caja, diciendo: “Esto lo hice para vender, pero como no lo vendí prefiero que quede acá antes de que esté juntando mugre”. Y como por acto de magia sacó de esa caja artes de encastre en madera, pinturas, collages de barcos y peces hechos con objetos que encontró caminando por el puerto. Todo un universo que Claudio compone en su patio, en su tiempo libre, pero a la vez no excluye su experiencia de años trabajando como marinero de altura en buques poteros, langostineros, cajoneros… Las tareas que lo unieron al mar son la cantera de su subjetividad, y hoy aprovecha esa experiencia para inventar a la hora de la siesta.

¿Quién se anima a separar de la vida de un ex marinero lo que amó y sufrió del mar? parece decir, cuando habla mezclando los trabajos de a bordo con el I-ching, describiendo los riesgos de una tormenta mientras cuenta que le gustaba subir a cubierta para ver a las olas en 3D, como un espectáculo inigualable.

Justamente por esas jornadas de 12 x 12, de no dormir, de apurar el trabajo para volver más rápido a casa, parece urgente no perder de vista los momentos a bordo del buque fábrica en los que Claudio encontró para sí la posibilidad de la contemplación de los colores o los dibujos de la espuma, todo lo que plasma en pintura o cartapesta en su propia interpretación de la marejada.

Ah… ¿pero querías saber cómo quedó transformada la embarcación miniatura después de dos semanas en la casa de Claudio? ¡No te pierdas el próximo posteo!

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¡Sigue el taller de bordado miniatura!

¡Sí! Sumate al grupo que hace años viene bordando el gran mapa de cientos de miniaturas: insectos, plantas, animales del estuario, herramientas de trabajo, embarcaciones, emojis, cartas de tarot, comidas, grafittis de las calles de White, el sistema solar, células eucariotas.

El taller es gratuito e incluye los materiales ¡No te lo podés perder! Este año es en formato presencial. Vení a inscribirte al museo el miércoles de 14 a 15.30.

¿Querés saber más? llamá al 4573006 de 8 a 14 y te contamos.

Los Argonautas

Meses atrás, el pescador Herminio Onorato encontró una pequeña embarcación a escala que hace años daba vueltas por su casa. De sólo 38 centímetros de longitud, dos mástiles caídos y mucho polvo acumulado, ni siquiera recordaba de dónde había salido: “En una de esas la hice yo, pero no me acuerdo”.

Estaba a punto de tirarla, pero decidió probar en su Pelopincho si flotaba: como soportó el embate de las olas a esa escala, la trajo al museo. Tal vez ahí podría servir, ¿por qué no? Días atrás había visto cómo en esta cocina tomaban forma los fragmentos de madera de la lancha Águila Blanca y se convertían en pequeñas lanchitas amarillas como modo de seguir navegando en la memoria.

El barco miniatura de Herminio pasó a manos de otro vecino, Claudio, ex marinero que en su tiempo libre hace esculturas, pinturas y collages de temas marítimos, a sólo dos cuadras del museo. Lo invitamos a recuperar la embarcación, pero sobre todo a modificarla, dándole su propio toque.

¿No iba acaso el barco de Teseo, también, reemplazando cada una de sus tablas para seguir navegando? ¿No despertaba la pregunta de si seguía siendo el barco de Teseo o era ya otra cosa? Si querés saber qué pasó con este Argo whitense, no te pierdas el próximo posteo.

Nombrar nombres

Ayer fue el día de retomar el hilo de la propuesta del 8M, cuando desde el Museo del Puerto, el Centro de Salud Ing. White y PAMI Ing. White invitamos a vecinas de otras instituciones locales a bordar el nombre propio de una mujer que quisieran hacer visible, nombrar como parte de la historia colectiva.

Desde entonces no pararon de moverse agujas cosiendo más de 50 telas con nombres de integrantes de comisiones y clubes, cocineras, abuelas, referentes barriales, militantes políticas, docentes, amigas.

Llegó el momento de ver todos esos nombres reunidos en el patio delantero del museo, de reencontrarse y escuchar los motivos de elección de cada uno, desde la voz de cada una.

Entre otras vecinas, Marcela Greco, del Club Atlético Puerto Comercial, recordó los nombres de Isabel Gabari y Berenisse Gabari, referentes del club que impulsaron, entre otras cosas, la construcción de la pileta en la década del 50: “Siempre se nombraba al hombre, como que era el precursor, el que hacía… pero estaban ellas atrás de todo.”

Alejandra Cendali recordó a las vecinas vinculadas a los inicios del Centro de Salud: “Eran momentos difíciles y las mujeres se ponían el tema social al hombro. Se necesitaba un hospital porque para ir al Penna a tener un bebé, era la misma distancia que ahora y no había caminos. Y bueno, dijeron: Vamos a hacer un hospital.

Stella Maris Giménez, un poco en nombre de todas, pronunció el nombre de María Elena Vila, vecina, amiga y directora de la Biblioteca Mariano Moreno a quien muchas personas de la comunidad bordan en la memoria, extrañando.

Y así, en cada una de las voces fue posible reponer las historias y sentimientos que se traman en un nombre, y la comprobación de que también este modo de nombrar textil muestra un tipo de mapa, afectivo, con el que una localidad se hace cada día.

No se corta!

El último 8M mujeres de la comunidad, integrantes de distintas instituciones, fueron invitadas al patio del museo para el encuentro “Sigue el hilo”, organizado en conjunto por el Centro de Salud Ing. White, PAMI Ing. White y el Museo del Puerto.

Aquel día, después de pensar en la larga historia de la comunidad a partir de las redes de ayuda y de colaboración entre mujeres, ellas se pusieron a pensar en nombres propios de vecinas de esta localidad que quedaron en la memoria del club, que se esfuerzan día a día para mejorar el barrio, que cocinaron en las ollas populares durante la cuarentena… La idea era hacerlas visibles y dejar una marca en una red de nombres. Luego, cada una se dedicó a bordar ese nombre y apellido en un pequeño lienzo.

Hoy llegó el tiempo de juntar cada una de esas telas y tenderlas todas juntas. Eso lo haremos el próximo miércoles 13, día en que nos reuniremos con todas aquellas que fueron parte de aquel encuentro de marzo.

Juntas, vamos a tender una red de nombres para traer más nombres: porque el hilo no se corta, el hilo sigue.

Un misterio llamado bandeja

Este miércoles 29 a las 17.30 hs. presentamos el libro “Un misterio llamado bandeja” de Agustina Paz Frontera y Jimena Zeitune. Participan las autoras y María Pía López en un evento virtual al que podés inscribirte al mail: difusionmuseodelpuerto@gmail.com

Se trata de la primera publicación de una nueva colección que se llama Lo Particular, iniciada desde el museo para hacer circular textos de autorxs actuales en torno a un objeto, un lugar, una práctica o una persona en especial. Indagaciones que permitan articular con múltiples temas tramados especialmente por la afectividad.

“Un misterio llamado bandeja” empezó como una búsqueda de bandejas que tenían un estilo en especial, desarrollado entre los años 50 y 70, y sobre todo, las ganas de saber de dónde venían, quién las había construido, de qué modo, con qué fines.  

Hoy es un libro pero también es una muestra que puede verse en la cocina del museo, una búsqueda que sigue también desde Ing. White convocando a contar historias sobre estos objetos y una pregunta que resuena ¿cómo nace un estilo?

Las olas

Semanas atrás, un objeto que estuvo años expuesto en las salas del museo viajó para volver transformado. Un bastidor de bordado centenario fue hasta la casa de Rocío Lugones, joven bordadora que inició su oficio en Ing. White: ella propuso contar la historia de su abuela, la vecina Annunziata Mazzella, haciendo una imagen en puntadas sobre ese soporte.

Durante días, Rocío cruzó documentos de inmigración, recuerdos de infancia de su “nonna” en Italia, relatos de su familia de pescadores y aprendizajes de la vida en este puerto, hasta inventar una composición que mezcla parte de todo eso en la tela, sobre el bastidor tensado. Ya pueden venir a visitarlo: si se fijan en detalle, en las olas incesantes hechas con hilo Moulinex, tal vez encuentren una señal de que andamos también hoy en un tiempo agitado. Ni siquiera una muestra de un museo puede decirse “permanente”.

Pero tal como Nunzia aprendió el idioma de la tierra nueva a la que llegaba usando su entonación italiana de la isla de Ponza de la que venía, también en todo presente hay a la vez variación y continuidad.

Bordado miniatura invita

Esta tarde se abrió la ronda del taller de bordado miniatura, las bordadoras del museo invitaron a otras mujeres para compartir nuevos saberes y técnicas en mesas del patio. Junto a Malena Corte, docente coordinadora del taller, empezaron por mostrar multitud de fragmentos de un mapa de Ing. White que vienen preparando desde hace más de dos años, charlando sobre las dificultades y aprendizajes de ese proceso.

A continuación, Aldana Tellechea, la bordadora y docente invitada, propuso probar técnicas y secretitos nuevos: materiales que hacen más fácil la tarea -“Que buena idea, agujas punta roma”-, el punto ladrillo -“¡Es como hacer una pared de ladrillos pero con hilos!”-, el punto canasta -“¡Es como hacer una canasta, pero con hilos!”- y el punto nudo francés -“Se parece al punto que hacía Chacha pero con menos vueltas”.

Llegó la hora de terminar y pidieron un punto más. Caía el sol, igual algunas parecían no tener ganas de irse. Después de meses de compartir el taller a la distancia, el entusiasmo de encontrarse y aprender cosas juntas se intensifica.

Bordado miniatura invita

Miércoles 21/ 15.00 hs

¿Te gusta bordar? ¿Tenés ganas de aprender puntos nuevos? ¡Vení al patio del Museo del Puerto con tu aguja e hilos! Las bordadoras del museo abren la ronda de sus encuentros e invitan a Aldana Tellechea a compartir nuevas técnicas para seguir construyendo un mapa bordado de Ing. White, una cartografía que se expande y hace circular saberes e historias desde el puerto.

Inscripciones: llamar al 4573006 de lunes a viernes de 7.30 a 14.00 hs

Más de 40.000 años

Cuando en 2020 llegó el tiempo de aislamiento por Covid 19, el taller de bordado miniatura sorprendió por su capacidad de continuidad:  los encuentros ya no podían seguir con el formato de reuniones grupales en las que circulaba el mate a la par de los hilos, pero sí con el tráfico de bolsitas de bordado, que llegaron con la modalidad “ring raje” hasta las participantes. De un modo muy intuitivo, casi caótico, las bolsitas de bordado arribaron puerta a puerta durante meses y se volvieron la base de una conversación que seguía por otros medios. Emergió entonces una herramienta fundamental que explica esa continuidad y no es precisamente la aguja.

Para que la aguja, una herramienta de más de 40.000 años de historia, siguiera tramando un proyecto colectivo, fue necesario incorporar otra más reciente: el celular. La coordinación del taller, a cargo de Malena Corte, implicó abrir un diálogo en grupo de WhatsApp, en el que circulan hasta hoy propuestas de trabajo conjunto, fotos de bordados terminados, trabajos iniciados con una pregunta a las compañeras por cómo seguir, videos que hacen las integrantes del taller para explicar el punto cadena o el punto festón a las más nuevas…. También es la red de circulación de noticias sobre la vacunación, mensajes de afecto y frases de aliento en los momentos más difíciles de la pandemia.

Por eso, el celular también tenía que ser bordado en el mapa de Ing. White. Fue la miniatura que eligió Yanel Sartori, de 34 años, que vive en el Barrio Obrero. Miren bien: en la pantalla se puede ver a su papá, Emilio José Sartori, saludando a la distancia. Buscó su foto en el teléfono y lo bordó mirándolo: “Para sentirlo cerca”.