Pandemia mediante, hoy casi todos los museos del mundo abren las 24 horas del día en páginas, blogs, cuentas de instagram, facebook, twitter, inclusive software interactivos. Esto tiene sus ventajas: los visitantes, por ejemplo, se pueden multiplicar en cantidad y procedencia; se puede ingresar a cualquier hora; etc. Todo pareciera poder estar ahí. ¡Ni siquiera es necesario ver a quienes le pasan un trapo a una máquina de coser, ingresan la información de una donación o preparan un taller para una escuela! Hay también ventajas más locales: las palomas acostumbradas al cereal que se transporta en un puerto no hacen (por ahora) nidos en ventanas inmateriales, por lo que no hay que preocuparse acerca de cómo disuadirlas. Sin embargo, hoy que se celebra el Día de los Museos, es una buena ocasión para preguntar: ¿qué sería aquello a lo que la virtualidad no permite acceder? En las variadas respuestas a esa pregunta hay cuestiones sobre las que tal vez ahora se pueda reflexionar con otra experiencia.