1er Foro Federal de Cultura y Ambiente

La semana pasada el Museo del Puerto participó de Futopia, el 1er Foro Federal de Cultura y Ambiente, que se llevó adelante en Córdoba, para intercambiar miradas con otras experiencias del país en torno a las prácticas culturales y el medio ambiente. Fueron días de conferencias, conversaciones y talleres, entre las que siempre cuentan mucho las charlas de pasillos y sobremesas.

En la ronda de charlas “Constelación de miradas y experiencias”, contamos varias acciones de los últimos años en el museo que tal vez hacen bastante difusa la separación entre ambiente y cultura: armar en el patio el “Paseo de los Bidones” junto a más de 40 vecinas y vecinos de los barrios de Ing. White, cómo un gato nos cambió el modo de pensar el propio equipo de trabajo municipal, qué aportan las ciencias naturales a la construcción de un mapa bordado por más de 30 mujeres de la localidad y qué preguntas nuevas nos hacemos estos días sobre el malvón que está en una de las salas del museo.

Pero, sobre todo, compartimos una inquietud: ¿a quiénes escuchar en el intento de pensar un futuro más sustentable? ¿a quiénes se suele dejar afuera para pensar al ambiente? Las mismas plantas del patio del museo parece que susurran una pregunta: ¿y si solo fuera posible contar algo de nosotras a partir de los saberes particulares de un vecino que trabajó como peón de campo y hoy vive en el barrio Boulevard, de cocineras de ravioles de ortiga, o de la vecina que creció en Formosa y hoy cruza la ruta hasta el salitral para mudar gajitos de Opuntia a su patio? Esos conocimientos, que se configuraron desde la práctica, son vitales. Justamente porque tal vez sea desde el borde donde más impactan las injusticias ecológicas, desde donde puedan brotar modos de mejorar la vida humana y no sólo humana del futuro.

Anuncio publicitario

El Hospitalito cumplió años

Ayer cumplió 61 años el Hospitalito de Ing. White. Sí, el Centro de Salud Leonor N. Cappelli, al que cariñosamente las vecinas y vecinos de Ing. White llaman hace décadas “Hospitalito”. Es que un centro de salud puede sentirse como parte de la vida barrial, vecinal, familiar, convocar a cantar feliz cumpleaños y hasta a soplar las velitas de sus 61 años.

La invitación a este festejo era especialmente para personas que nacieron en la maternidad que funcionó ahí desde principios de los ´60 hasta principios de los ´70. Ellas se acercaron a firmar un libro donde quedaron registrados sus nombres y fechas de nacimiento, que a partir de hoy podrá consultarse en nuestro museo. Pero también se reunieron para contar en voz alta esa experiencia personal que nadie puede recordar: la del propio nacimiento. Esa historia que alguien cuenta y funda biografías, pero también el acto de narrar lo que nos narraron.

El trabajo de parto, nacer el día de la peor tormenta, los mellizos sorpresa, la partera que no atiende un día porque da a luz ella, el auto roto unas cuadras antes y nacer justo en el pasillo del Hospitalito: es posible contar la vida de esta institución sumando historias personales, porque nos recuerda que la natividad es parte de una historia colectiva.

Para un método ribereño

El fin de semana pasado compartimos con Ferrowhite y Expediciones a Puerto Piojo la organización del 2do Congreso Experimental Ribereño, esta vez con sede en Ing. White. Se trata de un encuentro de acción y reflexión que reúne proyectos de investigación, arte, archivos y museos dedicados a indagar y difundir materiales de los espacios de cosas de río y mar situados en diversos puntos del país, como La Plata, Ensenada, Rosario, Buenos Aires y el sudoeste bonaerense. Encontrarse permitió empezar a ver qué de nuestro modo de trabajar desde una costa resuena en otras. Parece, en principio, que la voluntad de que el entorno del agua sea cosa pública: su acceso, su ambiente, sus historias, sus tensiones, sus silenciamientos.

Tal vez pueda pensarse en un método ribereño, que empiece por entender que las costas del mundo no son líneas, ni mucho menos líneas fijas como aparecen dibujadas en los mapas. Son más bien espacios de transición, en continuo movimiento, tanto a través del espacio como en el tiempo. El método de este museo que está en Ing. White tuvo que ver durante años con esa modificación continua, en la que hay, sí, una certeza: que la incerteza sigue. Tuvo que ver con aprender del entono ribereño que no existe una línea tajante que separe el agua de la tierra, la historia social de lo natural, el trabajo del ocio, el espacio productivo portuario del espacio que se habita, el pasado del presente, la fantasía del mundo material…

Empezar un Congreso Experimental Ribereño comiendo un plato de fideos preparado por vecinas de Ing. White tiene que ver con eso. El “Chupín”, que es una receta local de tuco con mariscos y pescado, no está separado de la experiencia de ellas como cocineras hijas y vecinas de pescadores, de portuarios, de otras cocineras italianas, de inmigrantes que atravesaron océanos. Tampoco está separado de su conocimiento específico de la anatomía de un gatuzo, de la trayectoria de ese mismo gatuzo que conoció los rincones más recónditos de la ría, de la ría que nos imaginamos quienes vivimos a unos metros y a veces no llegamos a dimensionar el laberinto de islas y canales que supone.

La metodología ribereña fue parte del encuentro de estos días, que incluyó varias caminatas por terrenos que mezclaban barro arcilloso con pastizal, zampa crespa creciendo en el relleno de pedregullo, basura trenzada en colchones de espartina o senderos que a las horas estaban cubiertos por el mar. También fueron fundamentales las charlas entre dos, tres, seis, muchxs, de reírse y de pensar a la vez, los momentos de organización, de escritura, de dibujo, de indagar mapas y cartas náuticas, de emocionarse escuchando a un estibador en el camino, el momento de reunirse junto al fuego y la noche de bailar. Cruzar de modo ribereño proyectos de distintos puntos de Argentina implicó construir colectivamente un pensamiento que se arma con todo el cuerpo. Hace que volvamos a cada ribera diferentes, con ganas de inventar nuevos encuentros y viendo que el movimiento no era cosa de un solo lugar.

2do Congreso 3xperimental Ribereño

Este fin de semana, en la localidad de Ing. White, se llevará adelante el 2do Congreso Experimental Ribereño que reúne a proyectos de investigación, arte, archivos y museos dedicados a indagar y difundir materiales de los espacios de ribera situados en diversos puntos del país.

¿Qué resuena en tu ribera? será la pregunta del encuentro que permita intercambiar problemáticas y abordajes de distintas orillas y áreas portuarias, para pensar su relación con las ciudades, su historia y futuros posibles. 

El 2do Congreso Experimental Ribereño es organizado por el Museo del Puerto, Ferrowhite Museo Taller y el Colectivo Ribereño y contará con la asistencia de proyectos ribereños de La Plata, Ensenada, Rosario, Buenos Aires y el sudoeste bonaerense, tales como: Museo Comunitario Isla Maciel , Arqueología del presente, La cloaca y la caca, Archivo.Río, Los muelles dicen, Barro/Desplazamientos, Reserva Natural Islote de la Gaviota Cangrejera, Huellas en nuestro humedal costero, Isla Invisible, Proyecto Martín García y Expediciones a Puerto Piojo.

Caminata «También es presente»

Años atrás, en 2015, un grupo de estudiantes y docentes de la Escuela Secundaria Nº 17, del barrio Matadero, estaban recorriendo las salas en una propuesta educativa del museo. De repente vieron por la ventana un grupo de personas que parecía buscar algo en torno a nuestros patios. Eran fiscales, testigos, víctimas y representantes de instituciones que participaban de una inspección ocular del juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Bahía Blanca durante la última dictadura militar. En 1976, el edificio que hoy alberga al museo era una dependencia de Prefectura y las edificaciones linderas funcionaban como centro clandestino de detención. En ese momento la mención a estos temas se incorporó a la visita inmediatamente. Tal vez el mayor aprendizaje que tuvieron ese día fue: el pasado, que a veces irrumpe, también es presente.

Desde entonces el tema forma parte de las caminatas por el puerto que el museo propone a las escuelas. Pero el pasado lunes, por primera vez, fue el tema eje de una caminata. Y como se trata de un acercamiento pedagógico que recién empieza, nos pareció importante empezar compartiéndola con docentes que no sólo multipliquen en las aulas esta propuesta sino que también nos ayuden a pensar la metodología. Su mirada, su devolución, es fundamental para seguir construyéndola en adelante.

Se trata de conectar dos puntos del entorno cercano al museo: los calabozos de la antigua Subprefectura donde fueron detenidos obreros anarquistas a principios del siglo XX y el Sitio de Memoria, ex centro clandestino de detención de Prefectura, donde se detuvieron a trabajadores, sindicalistas y militantes durante la última dictadura. En el trayecto, miramos las estructuras portuarias de distintas épocas, leimos panfletos anarquistas, nos detuvimos en durmientes, pilotes y adoquines y escuchamos a Alejandra Santucho, que es vecina de White e integrante de la agrupación HIJOS. Fueron los primeros movimientos de un ejercicio que recién empieza, un recorrido en construcción que aborda historias silenciadas, olvidadas, llenas de disputas, pero presentes.

El 24 de marzo no es solamente un día

La propuesta educativa que el museo va a llevar adelante durante todo el año incluye una caminata que se llama TAMBIÉN ES PRESENTE. Estudiantes y docentes de nivel secundario, terciario y universitario van a conectar dos puntos del entorno cercano al museo: los calabozos de la antigua Subprefectura, donde fueron encarcelados muchos obreros anarquistas a principios del Siglo XX, y el Sitio de Memoria, ex Centro Clandestino de Detención de Prefectura, donde se detuvieron a trabajadores, sindicalistas y militantes durante la última dictadura. En el trayecto, vamos a escuchar a una vecina de White, a los sonidos del presente y hasta los adoquines, que tal vez tengan mucho para decir sobre estos temas.  

La procesión va por fuera

Convocatoria (¡y sorteo!): A engalanar las casas para San Silverio

Este domingo 21 de noviembre la procesión de San Silverio vuelve a pasar por las calles de White hasta el mar, como desde hace 93 años, conducido por los pescadores artesanales, sus familias, vecinas y vecinos. En esta ocasión, la Sociedad de Fomento de Ing. White y el Museo del Puerto convocan a toda la comunidad a engalanar los frentes de sus casas con motivos vinculados a la historia del santo, a los pescadores artesanales y a la vida portuaria.

Pueden colgar flores rojas, una corona, guirnaldas, la foto de un abuelo pescador, un dibujito de la lancha de la flota amarilla, una imagen de Silverio… Quienes se animen y decoren sus frentes participarán de un sorteo con sorpresas y premios maravillosos. La consigna consiste en mandar, el mismo domingo 21, una foto del frente decorado al teléfono 0291 5350754.  Esta vez, la procesión va por fuera. 

Sueños

Una de las consecuencias de los decretos de desregulación económica firmados en 1991 es la cada vez mayor concentración del ámbito de salida de la producción de granos y derivados: hoy el 80% de todo lo exportado por los puertos del país sale por la “autopista de agua” de la hidrovía del Paraná. Esa concentración territorial es también una concentración de las ganancias, aunque las correspondencias no parecieran terminar ahí. Tal vez haya además en el mismo movimiento concentraciones políticas, culturales, lingüísticas, inclusive metafóricas e imaginarias. Habría que hacer una consulta para saber si hasta en nuestros sueños no hay más río que mar.

Piojos unidos

Puerto Piojo, Dock Sud, 1932

En 2014 supimos que había un grupo en Buenos Aires llamado “Expediciones a Puerto Piojo”. ¿Cómo? ¿No estaba sólo el “Puerto Piojo” de Ing. White? ¿Qué lugar exploraba ese colectivo cuando iba al encuentro de un “Puerto Piojo” hermano en la ribera del Río de la Plata? Supimos que estaba en busca de un antiguo balneario popular en la desembocadura del Riachuelo, el cual algunas personas de La Boca, Isla Maciel y Dock Sud recordaban haber disfrutado hasta su cierre en 1976. Esa zona es actualmente de acceso restringido, pero el grupo de “Expediciones…” pudo encontrar, volver a nombrarla y a pensarla como una playa después de décadas de olvido. Para seguir actualizando ese espacio, que dice mucho sobre la relación presente de la ciudad con el río, desde entonces proponen recorridos por el lugar, muestras, actividades y redes con otros espacios ribereños. Estas actividades incluyeron intercambios con el Museo del Puerto: en 2017 una de sus exploraciones consistió en conocer nuestro “Puerto Piojo” de Ing. White.

Estela Barba vuelve a Puerto Piojo

El sábado pasado pudimos devolver esa visita. Fuimos finalmente a conocer el “Puerto Piojo” de Dock Sud. Ahí mismo grabamos para nuestro Archivo Oral a Estela Barba, una vecina que creció en La Boca y nos contó sobre sus días de verano pasados hasta los 12 años en esa costa; pueden escucharla acá. Con los pies en las ondas de la marea, supimos que su familia ya usaba el lugar en la década del `30 y que esa experiencia se cortó en la última dictadura militar, cuando el arroyo Maciel se rellenó como parte de la construcción de la autopista Buenos Aires-La Plata.

La charla con Estela estuvo alimentada por materiales de la misma playa: ver remolcadores y cargueros en el horizonte, prestar atención al silencio con pajaritos, proyectar la sombra toda entera estirada en el piso al atardecer. Cuando le preguntamos qué es “Puerto Piojo” para ella, si parte de su experiencia de la ciudad o una experiencia fuera de ella, dijo: “Es un secreto”. Un recuerdo que estuvo a punto de borrar, si hasta pensó que lo había inventado ella misma. Fue recién con estas expediciones que volvió a parecerle realidad. Las idas y vueltas de un Puerto Piojo a otro van a seguir, porque todavía es inquietante preguntar: ¿cuáles son los otros “Puertos Piojo” del mundo? ¿Quiénes son esos “piojos” que les dan nombre? ¿También guardarán memorias que pasan de boca en boca y un día, si se dejan de nombrar, se borran en el agua?

Sí, hay un “Puerto Piojo” en Ing. White: es el espacio lateral que desde inicios del puerto exportador proyectado por el capital inglés ocuparon los pescadores artesanales. Al costado del ir y venir de mercancías millonarias, surgió esa zona de reparaciones y tejido de redes, carga y descarga de pescado para la subsistencia de algunas familias portuarias, la mayoría llegada desde Italia, que hasta hoy recibe ese nombre popular, aunque no suela ser mencionado así en mapas o discursos oficiales.

Pero no está solo. En Dock Sud hay también un “Puerto Piojo”: una playa que es parte del frente costero del Río de la Plata, donde actualmente funciona el Polo Petroquímico de Dock Sud, en la desembocadura del Riachuelo. Se trata de la que tal vez fuera la última playa usada como balneario por habitantes de la zona de La Boca, Dock Sud y la Isla Maciel, hasta su cierre en la última dictadura militar.

En torno a la recuperación de la memoria y el uso de ese Puerto Piojo porteño, en 2014 surgió el grupo de arte e investigación “Expediciones a Puerto Piojo”, que desde entonces propone caminatas, muestras, encuentros, redes con otras riberas.

Esa coincidencia en el mismo nombre, que no parece caprichosa, años atrás inició el vínculo entre “Expediciones a Puerto Piojo” y el Museo del Puerto de Ing. White. En 2017 el grupo vino a conocer e intercambiar objetos a los museos locales; en 2018 viajamos al primer encuentro ribereño en el Museo de Isla Maciel; en 2020 realizamos en conjunto la primera trasmisión en vivo desde el Puerto Piojo de Ing. White preguntándole por ese nombre al pescador Silverio Mazzella y, este fin de semana, relanzaremos la segunda trasmisión en vivo, ahora desde el puerto de Dock Sud, con la misma pregunta. Esta vez será con el acompañamiento de personas que viven y vivieron en aquella otra ribera.

De paso, también les preguntamos a ustedes: ¿por qué será que hay tantos “Puertos Piojo” en el mundo?