¿Cuál es el límite entre naturaleza e historia? ¿Podemos realmente poner un límite que separe el desarrollo de la vida social de su entorno? ¿Cómo llegamos a creer que es posible separar la vida humana de la vida en general?
Son preguntas que surgen prestando atención especial a las entrevistas del Archivo Oral del museo. Un día, por ejemplo, escuchamos al pescador artesanal Silverio Mazzella quien, al contar su experiencia de vida y de trabajo, decía esta frase: La luna y el mar son dos complementos. Cuando estábamos pescando en Riacho Azul y veíamos la luna creciente, apenas una pancita pasaba un poquito la mitad… nos poníamos contentos. Quería decir que pronto volvíamos a casa.
Nos llevó mucho tiempo entender lo que nos contaba Silverio con esa frase. Él nos hablaba de su ambiente desde la observación detallada de la luna desde el agua, como un astrónomo embarcado que la sigue en detalle. Lo hacía también pensando la relación entre los astros y las mareas en la variación de las corrientes. Pero además hablaba de la relación de esas mareas con los seres vivos que las habitan. Y a la vez daba cuenta de las técnicas de su trabajo como pescador artesanal (aprendido de sus antepasados ponceses que inmigraron desde Italia a principios del Siglo XX) que implica movimientos de las mareas para que se llene la red en el fondo. ¡Y toda esa serie de relaciones también tenía que ver con sus sentimientos! Porque cuando la luna crecía y disminuía la pesca llegaba el momento de volver a puerto… ¡donde esperaba su amor!
